La Paz marzo 2018 (CDD) El inferno ha sido el instrumento para la opresión de los cuerpos en la antigüedad, una constante amenaza para dirigir la moral de todos y todas las cristianas. Ahora, la iglesia cambió el infierno por otra forma de control la “ley natural”, habla del principio absoluto divino. Eso es temible para las mujeres, para los hombres para las diversidades sexo genéricas pro el absolutismo que involucra. Equivale a decir que cada persona nace bajo un “orden natural” ser mujer, por ejemplo, es una persona que está presente en este mundo para reproducirse y si no hace, esta en contra de esa “ley natural” enviada por Dios. ¿Que vidas son respetadas y qué vidas son violentadas con ese criterio? Ivone Gebara (2016)
Fue así que Elizabeth Gareca inició el segundo ciclo de talleres sobre Teología feminista dirigido al movimiento de católicas por el Derecho a Decidir y que sirvió para reflexionar que no solamente las mujeres hemos estado subordinadas en los contextos teológicos sino también los hombres y las diversidades sexuales.
El patriarcado no solamente oprime a las mujeres sino también a hombres que no encajan dentro de la masculinidad hegemónica a todo sujeto que no es heterosexual, y la teología feminista a pululado estos nuevos sujetos hombres y de diversidades sexuales reclamando un espacio teológico de salvación, señaló Gareca.
Durante dos jornadas se analizaron esas masculinidades mirando a Jesús como nuevo varón, transgresor de los ejes religiosos y culturales lo que nos invita a seguir un camino liberador rompiendo las reglas morales y la ley cuando esta son opresoras.
Por sus acciones serán conocidos
Muchas de las mujeres bolivianas, -católicas y no católicas- son víctimas de violencia basada en género, discriminación y otras vulneraciones a sus derechos; sobre ellas recae el peso de los dogmas religiosos, los mandatos morales y la doble moral de una sociedad que prefiere ser tradicionalista y poco reflexiva acerca de la realidad en la que nos encontramos subsumidos.
En una sociedad en la que se refuerza una tradicional asignación de roles de género, la mujer es la que da armonía, la que asume el rol “natural” de ser la madre, la esposa, la que tiene vocación de servicio, la religiosa, la mujer de la casa y la virtuosa. No ser lo que la sociedad espera la convierte, para muchos, en “malas mujeres”.
María, la madre de Dios, fue ante todo mujer, que aceptó ser madre del salvador, la elegida, un pilar fundamental dentro de la fe católica. Entonces, ¿por qué el cuerpo de las mujeres aparece como algo malo? y ¿Por qué las mujeres deben ser categorizadas como buenas o malas respecto a los dogmas de la Iglesia? Las mujeres debemos asumir las decisiones sobre nuestro cuerpo como elemento fundamental de nuestra vida sin que esto genere un sentimiento de culpa sino de amor hacia nosotras mismas.
Categorizar a las mujeres como buenas o malas en base a dogmas del catolicismo, haciendo que el cuerpo de las mujeres sea visto como algo malo, impuro, es una muestra de la común práctica de doble moral en la que vivimos. La forma en que los fundamentalismos nos hacen ver a las mujeres, justamente es la que ha levantado polémica en torno a una obra de arte que muestra a una mujer “buena” dejando ver su cuerpo.… grave error de Rilda Paco!!
Si la artista hubiera retratado a las mujeres con polleras cortas y escotes pronunciados, aquellas que llaman la atención en las entradas folklóricas, seguramente su obra hubiera sido bien valorada.
¿Qué es ser una mala mujer? ¿Una mujer deja de ser buena por mostrar su cuerpo?, ¿La mala mujer debe ser violada, asesinada e insultada? ¿Una mujer buena es la que encuadra el modelo de mujer que el sistema patriarcal impone? ¿Quién tiene el derecho para clasificar a las personas desde la óptica de su religión o la ideología? Los fundamentalismos quieren ganar una guerra de su influencia en la sociedad sobre los cuerpos de las mujeres, diciendo cómo estos deben reflejarse dibujarse, moverse, cubrirse.
Las repercusiones y reacciones que la pintura realizada por la artista Rilda Paco nos han generado, debe llevarnos a cuestionar la doble moral de la sociedad, hay muchos que en el carnaval se dirigen de rodillas ante la Virgen del Socavón, como expresión de su fe y otros que acuden al carnaval para apreciar nuestro patrimonio cultural, sin embargo nos preguntamos que hace que esas buenas intenciones se distorsionen en muchos casos y conviertan a Oruro en un escenario de múltiples excesos, sobre lo que poco se dice y menos se hace.
Pretender juzgar a Rilda Paco no solo no tiene bases legales, sino que es ir contra la laicidad del Estado (Art. 4 CPE), vulnerando este principio constitucional, y se constituye en una suerte de amedrentamiento de quienes como autoridades públicas están más bien llamadas a ser garantes de derechos, en lugar de violarlos siguiendo oscurantismos y fundamentalismos que no deberíamos permitir en el siglo XXI.
Reprochamos las amenazas vertidas por autoridades públicas orureñas, quienes tienen el mandato de respetar los derechos de todas y todos los ciudadanos y sin embargo dieron muestras de misoginia, discriminación, irrespeto y doble moral.
Como mujeres exigimos a las autoridades, instituciones y personas que lejos de manifestar su opinión sobre la obra de Rilda Paco, han expresado muestras de odio, enmienden sus actos, cesen el acoso contra su persona y reparan el daño que como mujer artista boliviana ha sido mellada en su dignidad por reflexionar sobre la realidad carnavalesca que vivimos en Bolivia y los conminamos a trabajar más bien por mejores condiciones de vida de las mujeres.
¡Basta de doble moral!!!!