Históricamente, la jerarquía de la Iglesia católica ha tenido una posición represora y condenatoria sobre el cuerpo y la sexualidad, asociándolos a la culpa y el pecado para controlarlos ante el temor de la libertad y el placer. Considera que la sexualidad debe tener como fin la reproducción, esta es una de las razones por las que la jerarquía eclesiástica afirma que la anticoncepción y el aborto no están permitidos. Asimismo, plantea la heterosexualidad como única orientación legítima. (Documento de reflexión Católicas por el Derecho a Decidir Perú).
La jerarquía eclesiástica católica afirma que la sexualidad debe tener como fin la reproducción, que la anticoncepción y el aborto no están permitidos, y que la heterosexualidad es la única orientación legítima. Desde este marco represor y con fines políticos de control, se impulsa un sistema absolutamente contrario a los Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos y al aborto en particular.
En este mismo sentido, la jerarquía católica viene impulsando un “modelo de mujer”, entregada al sacrificio, la obediencia y el silencio, cuya capacidad reproductiva no se discute, desterrando por completo la idea de la maternidad libre y decidida.
Esta institución, a lo largo de la historia, mantiene mensajes y acciones que reafirman estereotipos y formas de discriminación. Además del aborto, uno de los temas con los que se ha ensañado es el de las diversidades sexuales, atribuyendo adjetivos que van desde los más ofensivos y denigrantes, hasta aquellos vinculados con el castigo y el perdón. Contradictoriamente, la heteronormatividad es el discurso vigente en esta institución de obsoletos discursos.
Éstos y todos los estigmas sociales recaen en políticas que vulneran los DSDR, como la penalización de las relaciones sexuales, principalmente de los y las adolescentes, el acceso restringido a la anticoncepción de emergencia, la falta de acceso a servicios de salud sexual y reproductiva, la no implementación de la educación para la sexualidad, la violencia contra las personas con opciones sexuales diversas, la muerte de mujeres por abortos inseguros, entre otras.
Frente a este panorama, y como parte de los nuevos desafíos institucionales, Católicas por el Derecho a Decidir ha lanzado una campaña en Redes sociales para la promoción DSDR, a nivel general, y para la despenalización total del aborto, a nivel específico, que tiene como símbolo la Manzana y como lema #DECIDIR ME HACE BIEN.
El lanzamiento se realizó en coincidencia con el 28 de septiembre, “día por la despenalización del aborto” y contempla la producción de materiales que intentan desmitificar creencias acerca de la sexualidad en la Iglesia católica.
La manzana, fruta sagrada de las brujas
Probablemente, la asociación entre la bruja y la manzana viene desde cuentos como el de Blancanieves, sin embargo, la relación entre ambas ha existido mucho antes. La manzana posee una gran carga simbólica en la mitología de muchas culturas y, por supuesto, en las diferentes tradiciones del paganismo y la brujería.
En su “Diccionario de los símbolos”, Jean Chevalier explica que el significado atribuido a la manzana como símbolo, resulta plural, ya que, de acuerdo al mito o cultura, sus connotaciones varían y puede representar el conocimiento, la inmortalidad, la fecundidad divina, el amor, la fidelidad, la tentación, la belleza, la juventud y la renovación, la magia y la revelación, la verdad, entre otras cosas.
Desde la concepción pagana, la manzana ha representado la energía femenina y el poder de la tierra, por lo que está fuertemente vinculada con la adoración a las Diosas. La manzana constituye un don otorgado por las divinidades para asegurar la continuidad de la vida en el planeta, al tratarse de un portentoso alimento destinado para los seres humanos y su supervivencia.
Las Diosas ofrecen la manzana como símbolo de vida y de una promesa de conocimiento, de descubrimientos y de evolución en la tierra. La manzana adquiere este significado sagrado, puesto que, en su interior, se encuentra el pentáculo o estrella de cinco picos, que se revela al cortar el fruto de manera transversal. Chevalier lo explica en los siguientes términos: “El simbolismo de la manzana procede de lo que contiene en su interior: una estrella de cinco puntas (tetragrámaton). Esta estrella es el símbolo, para los iniciados, del hombre auto-realizado, el hombre que se erige a sí mismo, del hombre sabio”. Por ello, para muchas brujas, el acto de comer una manzana implica la comunión con las Diosas, y el despertar al
La historia, el arte, la magia, la religión, revelan en este símbolo: la Rebeldía, la libertad, la emancipación, la desobediencia la sensualidad, las formas corporales femeninas y la sabiduría.